Ya no te extraño


Ya no te extraño,
y de tanto no extrañarte,
el mar ha vuelto inmenso y el cielo azul ha llegado,
y puedo oír los pájaros anunciando la mañana.

La música que era mía,
y que de tanto escucharla me la habías robado,
me la encontré sin querer,
en el cajón ciego donde estuvo tu ropa.

Es cierto, ya no te extraño,
solo tengo recuerdos de tu diminuta risa,
esa que hicimos juntos a la orilla del mar,
soñando que éramos sonido y brisa,
agua y hombre, libertad y tiempo.

De verdad ya no te extraño,
pero te recuerdo,
así como un viejo recuerda su infancia.